Comprueba si el alojamiento cuenta con una certificación medioambiental, garantía de sostenibilidad..

Las certificaciones indican que la actuación del establecimiento turístico es positiva desde el punto de vista medioambiental, ya que adoptan estrategias de respeto al territorio y a sus habitantes.

Existen diferentes tipos de certificación medioambiental en todo el mundo. Haga clic en la ilustración para descubrir las principales, ordenadas por países. Puedes guardar esta imagen para ayudarte a reconocer estas etiquetas en futuros viajes.

Si el establecimiento no tiene certificación ecológica, infórmate sobre las buenas prácticas de sostenibilidad adoptadas, que pueden abarcar no sólo aspectos estrictamente relacionados con el respeto del medio ambiente, sino también con la cadena de valor: ahorro de energía, gestión y reducción de residuos, abastecimiento sostenible de productos y suministros, ahorro de agua y servicios ecológicos.

Sigue las indicaciones que recibas durante tu estancia: el personal y los carteles expuestos en el establecimiento te indicarán cómo reducir el impacto ambiental de su estancia.

¡Llévate de casa tus hábitos ecológicos!

Conserva el agua dándote duchas cortas y adhiriéndote a los programas de reutilización de ropa de hotel para reducir el consumo de agua y energía.
Reduce al mínimo el consumo de energía y apaga todas las luces, la calefacción, el aire acondicionado y la televisión cuando salgas de la habitación. Cuando lo utilices, mantén el aire acondicionado a una temperatura moderada, con una diferencia razonable de 6 °C entre la temperatura interior y la exterior.

¿Por qué? Integrar estos hábitos en tu rutina de viaje demuestra un compromiso con el turismo responsable: contribuye a preservar el medio ambiente de st destino y el bienestar de las comunidades locales. Además, contribuirá a reducir la huella de carbono en general.

En la medida de lo posible, elige menús vegetales y crudos.

La ganadería industrial es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo en el sector de la carne de vacuno (debido a los famosos «pedos de vaca», que emiten metano).
Comida vegetariana : 0,51 kg CO2e/comida*.
Comida con pollo : 1,35 kg CO2e/comida*.
Comida con ternera : 6,29 kg CO2e/comida*.

*Fuente : ADEME, 2018

Evita el desperdicio de comida

¡Pide un recipiente para llevar (si no tienes uno propio) y llévate las sobras para alimentarte en la próxima comida!

Como cliente, intenta preguntar por la trazabilidad de los alimentos.

Cuando sea posible, pregunta al cocinero de dónde procede el producto, si tiene un origen ecológico, quiénes son los productores con los que trabajan, etc.

Intenta priorizar los restaurantes con una oferta alimentaria que apueste por la autenticidad y se base en productos de kilómetro cero, locales, de temporada o ecológicos.

Al explorar los alimentos tradicionales, contribuirás activamente a reducir las emisiones de CO2 asociadas al transporte y la transformación de los alimentos. Defenderás el patrimonio culinario y las diversas producciones locales que lo componen, ¡y volverás a casa con nuevas recetas!

Viaja con algunos recipientes para comida y agua, como esa divertida botella ecológica que te trajo tu hermano de su último viaje. Así, si quieres llevarte un café, ¡no utilizarás material desechable como vasos de un solo uso!

¡No comas con los ojos! No pidas comida que no vas a poder comer. En un bufé, por ejemplo, mide el hambre que tienes y no llenes los platos si no te lo vas a comer todo.

Bebe agua del grifo siempre que sea posible y evita las botellas de plástico.

Tómate tu tiempo y respeta el «sentido del lugar».

Como hemos dicho antes, se trata de viajar más tiempo para reducir la huella de carbono total asociada al viaje. Esto también te permitirá disfrutar plenamente de tu tiempo en el lugar. El sentido del lugar son los activos naturales, paisajísticos y culturales que conservan y mejoran la identidad y el carácter distintivo del destino.

Al sumergirte en el lugar visitado aprenderás a conocer tu destino en profundidad: redescubriendo la diversidad de sus paisajes, así como su patrimonio histórico, cultural y gastronómico. Hay multitud de formas de disfrutar del sentido del lugar y preservarlo durante tu estancia: visitar un mercado de productores locales y conocer a los cultivadores de tus alimentos, o probar una comida de producción local; buscar experiencias que sean propiedad de comunidades infrarrepresentadas o que den empleo a las mismas son algunos ejemplos.

¿Por qué? Conservar la identidad del destino reduce la necesidad de grandes infraestructuras de viaje y fomenta la sostenibilidad. La diversidad de lugares únicos fomenta el turismo responsable y contribuye a reducir la huella de carbono de los viajes.

Elige actividades neutras en carbono

¿No eres de los que se pasan horas con un buen libro al sol en vacaciones? No te preocupes, ¡hay un montón de actividades respetuosas con el medio ambiente para mantenerte ocupado!
Olvídate de las actividades motorizadas altamente contaminantes, como la moto acuática o los safaris en todoterreno.
En las ciudades, escoge actividades como tours a pie, catas de comida local, paseos en bicicleta, etc.
Junto al mar, la oferta de actividades es amplia: windsurf, surf, kayak, hidropedal, kitesurf, vela, remo, snorkel… ¡No hay tiempo para aburrirse!
Raquetas de nieve para descubrir la naturaleza, escalada o esquí de fondo para un poco de velocidad, descubre la montaña de otra manera.
Talleres de artesanía, visitas a granjas y viñedos, observación de aves, descubrimiento de plantas silvestres comestibles, paseos en bicicleta y, por supuesto, las famosas caminatas… ¡el campo está lleno de actividades originales!

Caminar y montar en bicicleta de forma sostenible

Sigue los senderos señalizados y respeta la normativa y las directrices locales. Esta información suele estar disponible en los sitios web oficiales de turismo o en los centros de visitantes. Y, por supuesto, no dejes basura tirada durante las excursiones. Si no encuentras los contenedores adecuados, llévate los residuos a casa.
Ayudarás a minimizar la erosión del suelo, los daños a la vegetación y otros impactos negativos sobre la fauna y flora naturales que descubrirás

¡Recuerdos únicos!

Por supuesto que a tu tía abuela le encantará este imán hortera fabricado en China, ¡pero ganarás aún más puntos con un objeto artesanal fabricado localmente!

Compra recuerdos locales y paga un precio justo. Cuando vayas de compras, respeta las costumbres locales, sumérgete en la cultura local y escucha atentamente a los miembros de la comunidad local.

¿Por qué? Reducirás las emisiones de carbono al minimizar las distancias de transporte de tus compras. También apoyarás a las pequeñas empresas y artesanías locales, y posiblemente preservarás el saber hacer tradicional. Y te llevarás a casa recuerdos especiales y únicos.

¡Elige guías locales!

Conocen su entorno a la perfección y podrán contarte todo lo posible sobre la historia y la cultura del lugar. También conocen mejor los problemas medioambientales, económicos y sociales locales y te ayudarán a entender cómo comportarte respetuosamente dentro de la comunidad visitada. En pocas palabras, ¡son auténticas minas cuando se trata de saber cómo minimizar tu impacto negativo y maximizar el positivo!

Si decides realizar actividades al aire libre, ¡escucha atentamente a tus supervisores durante las actividades turísticas! Ellos saben qué hacer para que la actividad se desarrolle lo mejor posible, no sólo para ti sino también para el entorno. ¡No dudes en hacerles preguntas sobre las especificidades del entorno local!

¡Sé curioso!

Pregunta al personal de recepción de los centros que visites sobre las buenas prácticas que están aplicando y cómo puedes aportar tu granito de arena en ese centro. Como visitante, también tienes el poder de sensibilizar a los profesionales que conozcas. ¿Por qué no recomendarles echar un vistazo a las herramientas del proyecto ATRE?

Estate atento a las posibles etiquetas de los proveedores de servicios turísticos que elijas. Pueden ser la garantía de su compromiso responsable. En Francia, por ejemplo, los guías turísticos pueden estar certificados por Qualinat, una etiqueta que te garantiza un servicio seguro, de calidad y respetuoso con el entorno en el que viajas.